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LA CAPTURA DE RAMÓN EL COLO Jueves 07 de Agosto del 2003, 19:40 horas, sobre la avenida Insurgentes de poniente a oriente, el ya fallecido Comandante de la Judicial del estado y ex-agente de la Judicial Federal Víctor Lozoya observa una camioneta tipo Vans color blanca sin placas de circulación y en el asiento del copiloto iba nada más y nada menos que el legendario Colo, siendo ese su último día de su libertad. Ramón Laija Serrano, fue una persona que desde 1995 su apodo comenzó a escucharse en Nayarit, El Colo-15; El Comandante; El Zeta; El Colo, alrededor de él se fraguaban historias sangrientas, se decía que era el brazo ejecutor del cártel de Sinaloa. De acuerdo con información proporcionada por el entonces jefe de comunicación de la Procuraduría de Justicia, Jesús Cervantes, los hechos iniciaron un jueves 07 de Agosto, minutos antes de las 20:00 horas, Víctor Lozoya observó un vehículo tipo Van, blanca que circulaba sobre la avenida Insurgentes, sobre el lado del copiloto iba El Colo. Inmediatamente este se comunica vía radio sobre la unidad sin placas, pero no informaba quiénes la tripulaban. Los ocupantes de la Van, al verse seguidos, de manera repentina se introdujeron al pequeño estacionamiento del hotel Ejecutivo Inn ubicado sobre la misma Insurgentes y tras unos minutos, salieron velozmente de ese lugar para dirigirse a la colonia El Rodeo, lugar donde fueron topados en el cruce de las calles 4 y 5, por la calle Morelos, de la citada colonia. Eran ya las 20:07 horas. Rápidamente aparecieron decenas unidades de la Judicial del estado, primeramente, llegando a ese lugar un Comandante de nombre Francisco Martínez. Después de una persecución, interceptó la unidad sospechosa. Dice la fuente que el primero que se bajó fue una persona de algunos 42 años de edad, vestido de color negro, botas tipo militar. Tratando de intimidar a los agentes policíacos, se dirigió a éstos, diciéndoles quién era a lo que según parece, el comandante le contestó que no le interesaba saberlo, siendo en esos momentos cuando el personaje que era El Colo, sacó una pistola tipo escuadra, cortando cartucho apuntó a uno de los comandantes éste reaccionando de inmediato, sacó también su arma de cargo y se la colocó a la cabeza del Colo y solo esperaban quién jalaba el gatillo primero. Pero, los tres restantes que viajaban en la unidad blanca, sacaron sus armas, cuernos de chivo, dos nueve milímetros y apuntaron contra el comandante. Pero, los elementos de la Judicial del Estado también sacaron sus armas. No tardaron ni 20 segundos cuando llegaron una veintena de unidades de la PJE, tanto El Colo como la del comandante, quedaron en medio de todos, sin embargo, al parecer, El Colo observó que se encontraba en desventaja y mediante una leve seña, ordenó a sus seguidores que bajaran las armas. Rápidamente los agentes policiacos lo desarmaron, esposaron y los subieron a las camionetas policíacas. LAS ARMAS QUE PORTABAN: • 2 Rifles AK-47. • 2 Pistolas calibre 38 súper. • 1 Fusil Springfield. • 110 Cartuchos útiles de 5 mm. • 100 Cartuchos springfield. • 5 Cargadores. • 19 Cartuchos 38 súper. También fueron asegurados: • 200 mil pesos en efectivo. • 3 Envoltorios con aproximadamente 300 gramos de cocaína. • 1 Recipiente con 20 mg. de marihuana. • 2 Equipos de radiocomunicación. • 2 Teléfonos celulares. • 2 Fornituras para cargar armas. A exceso de velocidad prácticamente cruzaron la capital hasta llegar a las instalaciones de la PGJE, uno a uno los bajaron, todos con la cabeza cubierta, uno, que era el jefe le habían colocado una chamarra de esa corporación policiaca, al resto, con sus propias camisas. Para ese entonces, el Procurador de Justicia que en ese entonces era Jorge Armando Bañuelos Ahumada, sabía de quién se trataba y solicitó la presencia del Ejército, quien en cuestión de minutos se hicieron cargo de las instalaciones de la Procuraduría General de Justicia. Así esposados, los llevaron a las celdas que se encuentran a un costado de la peluquería de la PJE; parados, los colocaron de cara a la pared y ahí permanecieron alrededor de hora y media, pero siempre vigilados por una docena de agentes policíacos. Para esos momentos, El Colo se había identificado con una credencial con el nombre de Víctor Manuel Ocampo Salazar. Einstein Razura Vega, entonces Director de la PJE ordenó que llevaran a los detenidos a las rejas de los separos de la PJE, uno por cada celda. Hasta esos momentos ya habían verificado que se trataba del Colo. Sus seguidores fueron identificados como Víctor Manuel Carrillo Terrazas, Luís Pérez Meza y Roberto Antonio Navarro. Mientras eso sucedía, según manifestó una fuente de esa corporación policíaca, Francisco Martínez, el encargado del operativo, se encontraba en una pequeña oficina, contando el dinero que se había asegurado así como los cartuchos, Antes de que los detenidos ingresaran a las celdas, uno a uno se les pidió dejar sus pertenencias, los cuatro permanecían callados, el que parecía menor de todos ellos, miraba constantemente a su Jefe, esperando alguna indicación, sin embargo, señala la fuente, El Colo permaneció callado. Cuando le tocó su turno de entregar sus pertenencias, él mismo se quitó las cintas de sus botas, entregó la fornitura y sus alhajas. Después, fueron registrados uno a uno físicamente, El Colo les dijo a sus muchachos.! Tranquilos! ... Es probable que aún para esos momentos, ya eran aproximadamente las 21:45 horas, El Colo y su gente esperaban alguna reacción favorable, sin embargo, que cuando vieron la llegada de los Militares, solo bajó la cabeza y la meneó en sentido negativo, como que sintió que estaba perdido, según informó un agente de la PJE. Desde la llegada de estos personajes, Einstein Razura ordenó el cierre de los accesos a la entonces Procuraduría General de Justicia, además de concentrarse en los alrededores a un mayor número de personal. En la puerta principal al patio frontal de la PGJE al menos 30 agentes armados hasta los dientes, impedían el paso, eran alrededor de las 23:00 horas. Nadie, ni a los medios de comunicación dejaron entrar, era órdenes de Einstein Razura. Pero, el que si logró colarse y era de acuerdo a la ley fue el licenciado Jaime Bracamontes Arias, quien se ostentó como el abogado de José Ramón Laija. En una charla telefónica con éste reportero, Bracamontes señaló que le habían presentado a cuatro individuos y que ninguno de ellos era José Ramón, sin embargo, uno de los elementos de Einstein Razura señaló que no le permitieron ver, mucho menos platicar con los detenidos, cosa totalmente ilegal ya que los mantuvieron incomunicados. Bracamontes Arias solicitó tajantemente platicar con sus clientes, sin embargo, un efectivo Militar prácticamente lo sacó a empujones de las instalaciones. Afuera, sobre la avenida Tecnológico, se observó el ir y venir de un vehículo deportivo, color amarillo, marca Ford, tipo Mustang, convertible, esto por varias ocasiones. Después, todo fue silencio, era una tensa calma y mas cuando llegó un camión repleto de Militares, quienes se apostaron en lugares estratégicos para tener una mayor vigilancia. Lo que se pudo observar fue que jamás aparecieron los de la AFI mucho menos el Delegado de la PGR. Finalmente a eso de las 11:10 horas, José Ramón Laija Serrano y sus tres escoltas abordaron una avioneta de la PGR y fueron trasladados a la ciudad de México, en donde ingresaron horas mas tarde, al penal de máxima seguridad de La Palma.